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El poeta cristiano más excelente que vivió en los comienzos el siglo V. Se llamaba Aurelio Prudencio Clemente y se entusiasmó con las gestas de los mártires, cantando sus grandes gestos con verdadera inspiración.
Nació en Calahorra, o acaso en Zaragoza o Tarragona. Fue funcionario romano de elevado rango, abogado y luego dos veces gobernador. Se retiró a la soledad para poder escribir sus poemas y comentarios. Compuso en verso diversas obras como "El Catemerinon" (Lo cotidiano), "El Peristefanon" (Sobre la coronas), "Psicomaquia" (combate el alma"). Poemas cautivadores suyos fueron "La Apoteosis", "La Hamartinenia" (génesis del pecado) y dos libros "Contra Símaco."
Pasó a la Historia cristiana como el primer poeta estrictamente cristiano y sus versos fueron recordados con fruición por los devotos de los diversos mártires que merecieron su atención.
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